Introducción

Las páginas web se caracterizan por contar con una apariencia muy personalizada. El hecho de que se muestren habitualmente en una pantalla o en un dispositivo móvil permite a los creadores de páginas web desplegar toda su creatividad, más allá del habitual negro sobre blanco de los documentos destinados a ser impresos.

Quizás la parte más difícil de diseñar un sitio web sea la de encontrar un equilibro estético que consiga que nuestro contenido se realce gracias a la aplicación de un formato atractivo, en lugar de resultar el efecto contrario. Una página web con una mala combinación de colores o sin unos criterios claros a la hora de elegir el tamaño de texto, tipografía, etc. hace que el lector se predisponga de forma negativa hacia el contenido.

Para acertar al elegir la apariencia de una página web, debemos seguir algunas recomendaciones básicas:

  • Especialmente al principio conviene no mezclar demasiados colores ni tamaños de letra. Más adelante investigaremos en profundidad; pero en los comienzos conviene mantener los diseños simples.
  • La planificación es importante: realizar un boceto previo, definir los tamaños y colores con los que vamos a trabajar, etc.
  • Otra clave para alcanzar una armonía es realizar muchas pruebas. Aunque en un momento determinado estemos conformes con el resultado, podemos realizar alguna prueba más para ver qué resultado obtenemos; quizás nos guste más.
  • No importa cuántos efectos sepamos aplicar, no hace falta que lo demostremos en una misma página. Eso la recargará y hará que no sea agradable a la vista.
  • La observación también resulta muy útil. Observando las combinaciones de color que podemos ver, por ejemplo, en un anuncio que nos resulte agradable, en otra página web, etc. podremos deducir por qué nos gusta y sacar conclusiones de ello.

Con estas ideas en mente y un poco de sentido común estaremos preparados para conseguir un sitio web que guste a nuestros usuarios, favoreciendo así una mejor asimilación de los contenidos que queremos mostrar.