4.1. Tocar una escultura
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Lic. CC. En Flirck de Daquella manera |
Como espectador no puedo tocar la mayoría de las esculturas. Las normas de urbanidad me lo impiden. Incluso en museos y exposiciones me puedo encontrar con un cartel, como el de la fotografía de arriba, junto a las esculturas que prohíbe tocarlas. Otras veces son inaccesibles, porque están situadas de tal manera, que no alcanzo a tocarlas. Realmente, apreciar bien una escultura, supone no solo verla, sino también tocarla. Esta es una cuestión un poco delicada y contradictoria.
Marcel Duchamp: Rueda de bicicleta. 1913. Ready-made. Museum of Modern Art. Nueva York | |
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Fíjate en los personajes que aparecen detrás de la rueda de bicicleta. La están mirando como el que mira una escultura que haya costado mucho trabajo y tiempo y destreza al autor. ¿Qué estarán pensando?. Los dadaistas se cuestionaban los valores que tradicionalmente elevaban una obra a tener categoría artística. En este sentido, pensaban que cualquier objeto podía ser propuesto como una obra de arte. Duchamp, con esta obra, también te está diciendo que tú puedes hacerlo. Es sencillo. |
Lic. CC. En Flirck de Gustavo Faraon
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La cualidad que hace que una escultura deba ser tocada, es la textura táctil. En el apartado 4 de esta unidad "La creación artística tridimensional. Superficie, textura, plano y proyecto", vamos a ver conceptos muy relacionados con este tema.
Un espectador sensible a la escultura, siente la necesidad de tocar. Ya no nos estamos refiriendo a piezas móviles como la rueda de Duchamp, sino a piezas inmóviles, cuya textura nos atraiga. Lógicamente no podremos tocar las esculturas de Miguel Ángel, son patrimonio de la humanidad y deben seguir siéndolo, debido a la cantidad ingente de personas que las visitan, si las tocáramos las erosionaríamos y estropearíamos.
Detalle de la tumba de Cristóbal Colón.
Catedral de Sevilla. |
Lic. CC. En Flirck de wilsoke |
Los turistas que visitan la Catedral de Sevilla tienen la costumbre de tocar el pie de una de las figuras de los porteadores de la tumba de Cristóbal Colón. Tantas personas lo tocan, que este pie de bronce ha perdido volumen, y por supuesto, ha cambiado su forma. Esta circunstancia no debería suceder en una escultura que es patrimonio de la humanidad.
Por medio de la textura los escultores se comunican con los espectadores. La textura es expresiva, es la superficie de la obra. Muchas veces las texturas nos resultan conocidas, y sabemos lo que nos van a transmitir, pero otras veces, los escultores nos provocan con texturas engañosas, sorprendentes o complicadas, al mismo tiempo que, intencionadamente, nos atraen hacia su escultura para que nos sintamos lo más cerca posible a ella. Siempre que nos lo permitan, debemos tocar las esculturas para sentir lo que el artista nos quiere decir.
Jaume Plemsa. Instalación: Gongs
(pieza de la exposición Noche y jardines) |
Jaume Plemsa. Instalación escultórica:
"En medio del sueño - engreídos" |
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Lic. CC. En Flirck, de Frederik Meijer Gardens & Sculpture Park | Lic. CC. En Flirck de Paul Stevenson |
Además de sensaciones táctiles relacionadas con la forma o dureza de la textura, podemos tener sensaciones de calor o frío, incluso, se pueden producir sonidos o luces al tocar las distintas partes de una escultura. Estas sensaciones las utilizan algunos escultores como parte del mensaje de su obra. Jaume Plensa, en su obra "En medio del sueño - engreídos", presenta tres cabezas de poliéster, al incluir una luz dentro de cada una, les proporciona una temperatura distinta de la temperatura ambiente.
Curiosidad
Una exposición de esculturas para ciegos.