Introducción
Acera de Dibujo Ártistico II
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El reto de la educación a distancia
La enseñanza a distancia a través de las TIC para Personas Adultas ofrece nuevas oportunidades de obtener la titulación y cualificarse a aquellos individuos que no pudieron, por distintas razones, hacerlo en su momento, entendido este compromiso educativo como requisito básico para la construcción de una sociedad de la información y del conocimiento sustentada esencialmente en la formación de todas las personas. Este modelo de enseñanza pretende ser una herramienta de inclusión social en una sociedad de la información y el conocimiento que facilite la autonomía y la toma de decisiones personales, académicas y profesionales para que, asumiendo responsabilidades, el alumnado adulto pueda trazar proyectos vitales adecuados a sus intereses y capacidades.
Esta oferta formativa
debe configurarse como una vía facilitadora del desarrollo de los
objetivos y competencias básicas de cada etapa y, por tanto, para la
obtención del Título correspondiente, adaptándose a la heterogeneidad de situaciones personales
y a las características sociales, laborales, familiares y psicológicas
que presenta el alumnado adulto al que va dirigida. De hecho, sus
principales ventajas residen en la posibilidad de atender demandas educativas insatisfechas por la educación convencional.
Las ventajas a las que alude la mayoría de las personas que usan este
método, es la de poder acceder a este tipo de educación
independientemente de dónde residan, eliminando así las dificultades
reales que representan las distancias geográficas. Además, respeta la
organización del tiempo, conciliando la vida familiar y las obligaciones
laborales.
Se establece un proyecto educativo especialmente dirigido a este amplio colectivo, que contempla la modalidad a distancia para responder con eficacia a los condicionantes y posibilidades que ofrece la educación de personas adultas en Andalucía. Esta modalidad de enseñanza se basa en la ausencia del alumnado del centro educativo, salvo para la realización de pruebas de evaluación o exámenes, que tendrán carácter presencial, en las que el alumnado deberá acreditar debidamente su identidad, y que llamaremos a partir de ahora, por razones metodológicas, tareas presenciales. Por ello, esta programación ofrece una nueva vía que aprovecha las herramientas tecnológicas de la actual sociedad del conocimiento para la oferta educativa conforme a la normativa vigente.
Esta modalidad de enseñanza se
impartirá mediante el uso de las tecnologías de la información y la
comunicación, con un sistema basado en el seguimiento del aprendizaje
del alumnado a través de la plataforma educativa Moodle adaptada a tales
efectos por la Consejería de Educación y por la propia labor del
profesorado de las distintas materias.
Nuestra enseñanza a distancia se va a caracterizar por los elementos siguientes.
En la enseñanza a distancia, el profesor está separado físicamente de sus alumnos, y el contacto se realiza por medios audiovisuales e informáticos. Por tanto, estamos, a diferencia del aula presencial, ante una dispersión geográfica importante de profesores y alumnos.
Esto permite superar las dificultades surgidas de las fronteras de espacio y tiempo, de tal manera que los alumnos pueden aprender lo que quieran, donde quieran y cuando quieran. Este uso masivo también trae consigo una serie de inconvenientes, que deben ser tenidos en cuenta. Los mayores son la necesidad de un conocimiento fluido de la plataforma, de los instrumentos que la componen y la inevitable aparición permanente de dificultades de tipo técnico.
En la enseñanza a distancia, es el alumno el que tiene que saber gestionar su tiempo y decidir su ritmo de aprendizaje. En definitiva, el alumno a distancia debe ser mucho más autónomo, y se le exige una mayor autodisciplina respecto a los alumnos presenciales. De ahí que se afirme que lo primero que tiene que aprender un estudiante a distancia es, precisamente, a aprender, pues de eso dependerá su éxito.
La labor de tutorización se convierte aquí en fundamental, ya que va mucho más allá de la simple tutoría de la escuela presencial. Es necesaria una intervención activa y permanente del profesor para evitar el potencial aislamiento que puede tener el alumno en esta modalidad de aprendizaje, al eliminarse la interacción social física.
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