2.2 La altura
Otra cosa muy diferente es si un sonido es agudo o grave. El registro en que se sitúa un sonido depende de su altura o tono, y esta a su vez depende de la Frecuencia de la onda sonora, es decir, de la cantidad de vibraciones por segundo a la que está vibrando el objeto que produce el sonido. Por ejemplo, al hacer vibrar una cuerda de guitarra, cuanto más tensa esté, más corta sea o cuanto menor sea su diámetro, esta vibrará más veces por segundo y por lo tanto, su sonido será más agudo.
En este vídeo, puedes comprobar cómo las cuerdas agudas de la guitarra (más abajo en la pantalla) vibran más número de veces que las graves (arriba en la pantalla). Por eso cuando aceleras la reproducción de un sonido, suena más agudo (piensa en la cámara rápida) y cuando lo ralentizas suena más grave (cámara lenta).
Al número de vibraciones por segundo se le llama Hercio (Hz) y es la unidad de medida del tono o altura del sonido. El oído humano empieza a percibir sonidos graves a partir de los 20 Hz y deja de percibir los sonidos agudos por encima de los 20000 Hz, pero el aumento de altura es exponencial, es decir, a partir de unos 440 Hz (que es la nota "La" en el centro de un piano, o el sonido que produce un diapasón) ya se consideran sonidos agudos.
Fuera de estos límites los sonidos reciben otros nombres: por debajo de 20 Hz hablamos de infrasonidos y por encima de 20000 Hz, de ultrasonidos. Si recuerdas la historia inicial de cómo la voz humana es capaz de romper una copa te explicarás mejor cómo lo consiguen los protagonistas de ese vídeo.
El cuerpo humano emite infrasonidos (los músculos al deslizarse, el corazón) y son utilizados por algunos animales, como los elefantes o los tigres, para comunicarse. Por su parte, los ultrasonidos tienen aplicaciones tan dispares como las ecografías, algunas técnicas de fisioterapia e incluso nuevas técnicas gastronómicas, y también son la base del sistema de comunicación de muchos animales, como delfines y murciélagos.
Para saber más
Observa que si estamos detenidos en la calle y una moto se acerca a gran velocidad y pasa a nuestro lado, la altura del sonido emitido varía de agudo a grave. En cambio quien va montado en la moto no percibe ese cambio de frecuencia. Esto se debe al conocido como Efecto Doppler, una ilusión sonora perfectamente explicada por la ciencia.