2.3 La duración
El hecho de que un sonido sea largo o corto depende de la permanencia de la vibración del objeto y, como imaginarás, se mide en segundos. Pero hay un efecto que puede hacer perdurar el sonido ya que, como onda que es, este puede rebotar (reflexión del sonido) en las paredes y permanecer algún tiempo después de que el sonido haya dejado de sonar. Es lo que se conoce como reverberación, y todos la hemos podido sentir en determinadas habitaciones o en salas como las iglesias, catedrales o cuevas.
La reverberación depende fundamentalmente de los materiales en los que choca el sonido, algunos materiales reflejan la onda con casi la misma intensidad que llega (piedra, mármol...) y otras pueden llegar incluso a absorber casi totalmente el sonido, como la espuma acústica que se utiliza en los estudios de grabación.
Un caso extremo de reverberación es el eco, efecto en el que el sonido reflejado se separa lo suficiente como para que nuestro oído los pueda escuchar de manera independiente al sonido original. Esa separación mínima es de unos 100 milisegundos aproximadamente.
La cámara anecoica es una sala en la que apenas hay reverberación, de manera que nos aproxima a la idea de silencio.