3. El ruido y el silencio
Llamamos ruido a sonidos que no tienen una altura o tono definido. Si buscas otras definiciones de ruido verás que muchas hablan de sonidos “desagradables” o “no deseados”, pero no nos podemos conformar con una definición tan subjetiva. ¿No has escuchado nunca a un padre decir a su hijo "baja esa música que eso no es más que ruido" y el hijo parece encantado con su grupo favorito de death metal? Pues bien, el ruido puede ser hermoso, y los músicos lo han ido conquistando a lo largo de la historia.
Llamamos ruido blanco a un tipo de ruido que contiene todas las frecuencias y todas al mismo nivel de intensidad. Es el típico sonido de una televisión sin sintonizar, pero está presente en la naturaleza, como en el sonido de una cascada, el mar o el viento.
Para saber más
En el lenguaje coloquial utilizamos el término silencio para designar la ausencia de sonido, pero encontrar la ausencia total de sonido es prácticamente imposible. Hemos hablado antes de la cámara anecoica. Pues bien, en 1954, el compositor estadounidense John Cage se introdujo en dicha cámara en su búsqueda incansable del silencio absoluto y su decepción fue mayúscula cuando percibió dos sonidos que provenían de su propio cuerpo: el sonido producido por el torrente sanguíneo (grave) y el que producía su sistema nervioso (agudo).
El resultado de este impacto fue la obra 4'33", una pieza compuesta por silencios que revolucionó para siempre el mundo de la música: por primera vez el material musical era íntegramente el silencio y, también por primera vez, era el público el que se convertía en intérprete de la pieza, pues lo que Cage consiguió fue que retumbara en los oídos del público su propio sonido (toses, susurros, movimientos en la butaca...), para recordarnos con ingenio y provocación que el silencio absoluto no existe.